Entrevistamos a Noemí Reyes Capuñay, Juana Elescano, Shéridan Medina y Monit Torres Aponte, cuatro integrantes de organizaciones de activismo juvenil que forman parte del Núcleo Impulsor de Actúa.pe. Ellxs nos cuentan sobre su experiencia con el activismo y nos explican lo que significa para ellxs ser activista.
¿Qué significa ser activista?
Para ellxs, el hecho de ser activista significa:
- Buscar transformar una realidad.
- Cuestionarse, pero desde uno mismo y buscar hacer algo para cambiarlo y ayudar.
- Ser un revolucionario sobre lo que el común de la gente dice.
- Ser crítico y propositivo a la vez.
- Alzar la voz de lucha por defender tus ideales y convicciones.
- Ser una persona responsable con la información que manejas y que otorgas a los demás, porque malinterpretar la información replica los mismos errores de las narrativas dominantes y genera desunión.
- Querer tomar acción frente a una problemática, salir de la individualidad porque los cambios van más allá de la individualidad, de las acciones como individuos.
- Reconocer que realmente se tiene que hacer algo ante una realidad que no es justa y entender que la acción individual no es suficiente porque necesitamos articular con la colectividad para lograr cambios estructurales.
- Informarse para poder tener conocimiento sobre la razón de las luchas.
- Tener un objetivo claro sobre qué activismo realizar.
- Ser coherente con las acciones y con lo que dices tanto de forma pública como privada.
- Un acto de valentía frente a un escenario de gente indolente a las injusticias.
¿Por qué ellxs decidieron ser activistas?
Porque todxs han sentido alguna vez que algo de su entorno estaba mal, pero no sabían qué, ni cómo hacerle frente. Han querido entender por qué se dan las injusticias en el país y hacer lo que fuera necesario para cambiarlo. Han tenido ese malestar frente a una incomodidad y quisieron hacer algo al respecto.
Además, ellxs no encontraron un espacio dentro de su entorno familiar, académico o profesional, donde pudieran realizar actividades de promoción y defensa de los derechos humanos.
En cambio, en el activismo, es importante investigar y conversar sobre las problemáticas que nos rodean, buscar pertenecer a grupos que ven los problemas que nos afectan más de cerca, para salir de nuestra zona de confort y luchar en conjunto y con firmeza, junto a otras voces por una causa justa. Es importante unirse a más personas dispuestas a luchar por lo mismo.
Por otro lado, no solo es importante el trabajo que se realiza desde la colectiva sino también, el trabajo que se podría realizar en articulación con otras colectivas, con el movimiento de mujeres, universidades, feminismos, otros actores y espacios de toma de decisiones. Y con el tiempo, lograr generar más acciones de activismo.
¿Cómo fue el proceso que vivieron para convertirse en activista?
“Una amiga sabía sobre mi interés en estudiar la arqueología amazónica, me invitó a integrar Cuencas y viajé como voluntaria a una comunidad nativa Awajún. Desde allí, mi perspectiva como profesional conoció nuevos horizontes y la necesidad de involucrarme con la sociedad para lograr la justicia social que siempre anhelé”.
Juana Elescano – Cuencas – Red de Asuntos Amazónicos
“Al inicio tuve vergüenza, empecé a conocer personas que sabían un montón y tenían muchísima más experiencia que yo, tenía miedo de equivocarme, pero con el tiempo, el mismo grupo te enseña que todos estamos aprendiendo, que cada uno tiene su tiempo y su aporte, por pequeño que parezca, es muy importante dentro de la lucha que defendemos”.
Noemí Reyes Capuñay – Viernes por el Futuro-Perú
“Yo pasé primero por un proceso de un voluntariado que se llama Red Interquorum Lima Norte y así empecé mis actividades, inducciones y capacitaciones. Luego, se abrió una convocatoria interna donde se pedía que hubiera una persona que integrara el núcleo impulsor de Actúa.pe y es donde me interesó la propuesta y decidí postularme”.
Monit Torres Apontes – Red Interquorum
“El proceso fue primero una simple reacción ante un tipo de violencia que yo vivía en la calle y que me incomodaba. Cuando ingresé a la organización, al estar en contacto con otras personas que tenían opiniones, estudios y aportes distintos, me fui empapando. Progresivamente, empecé a fortalecer mi propio discurso y mi propia construcción como activista, persona y mujer”.
Shéridan Medina – Paremos el Acoso Callejero
Ser activista, una fuente de orgullo para ellxs
Al ser activistas, ellxs forman parte de un lugar seguro para sí mismes y para los demás. El activismo tiene una dimensión colectiva fuerte y representa estar en un espacio que se mantiene unido con un propósito social, que valora los sueños y es gratificante. Ellxs son agentes de cambio en la sociedad, se rodean de personas con habilidades increíbles para desarrollarse y nunca rendirse. Defienden sus convicciones y principios en diversos escenarios y eso las hace sentir orgullosas de la persona en las que se convierten a lo largo del tiempo.
El activismo representa un espacio en el que las personas puedan mejorar esta sociedad y generar cambios motivados por su pasión. Ellxs lideran espacios por la calidad de personas que integran los grupos y por todo lo que su trabajo genera para el país.
El hecho de que un conjunto de personas se una, se organice, para dedicar su tiempo y restar horas a sus otras actividades, a su vida personal, académica y profesional, para poder contribuir a una causa mayor, que la excede como persona, y de la cual quizá no vea beneficios, es una entrega admirable.
Ellxs representan organizaciones y captan voluntarios que se suman a las actividades, se organizan para tomar mejores decisiones, armar mejores iniciativas e involucrarse, sembrando la incidencia y el activismo en el camino.
Los retos que se viven al ser activistas
El hecho de ser activista implica varios retos. Según ellxs, los principales desafíos son:
- Hacer frente a todas esas barreras que impiden cambiar las cosas. A veces, podemos llegar a pensar que lo que buscamos puede ser solo un sueño, cuando planteamos la manera de romper esas barreras una y otra vez.
- Informarse para manejar un discurso firme y claro sobre las causas que defendemos. El tener empatía ayuda a deconstruirse poco a poco y el auto cuestionarse es una práctica constante.
- Trabajar de forma articulada. Debido a la pandemia, las juventudes han disminuido sus actividades de voluntariado, activismo e incidencia. Quiénes han permanecido son quiénes han tenido mayor acceso y conectividad a las redes sociales.
- Volver a reconectarse. Es necesario conectar con esas personas que se han ido, que tuvieron que estar detrás de las pantallas y de este proceso de comunicación, que se ha cortado varias veces y que ahora es necesario volver a retomarlo.
- Recordar cuáles son las luchas más importantes en este momento. Es necesario que las y los activistas puedan incrementar sus acciones de incidencia y de activación de forma articulada.
- Lidiar con la violencia a la que están expuestas. Al alzar la voz por problemáticas de las que la mayoría de la gente todavía no apoya, nos exponemos a la violencia.
Algunos consejos para ser activista
Estos son los consejos esenciales que ellxs darían a toda persona que quiera ser activista:
- Sigue este pequeño deseo de cambiar algo. Verás que tu activismo vale más de lo que crees.
- Nunca dejes de cuestionar y cuestionarte. La autocrítica nos hace dar un paso adelante contra las desigualdades.
- Persiste y sé firme. Aunque muchas veces parezca que nadie te escucha, tu voz está haciendo el cambio.
- Sé coherente con lo que haces, dices y cómo te cambias a ti mismx. Es importante cambiar no solo nuestros propios comportamientos, sino también poder influir en otros para que cambien sus comportamientos a través de nuestras acciones y nuestros discursos.
- Sé resiliente. La resiliencia nos ayuda, aunque tengamos dificultades, cada dificultad que encontramos nos permite aprender algo que nos ayude a mejorar nuestro activismo.
- Sé constante y cree en la comunidad como agente de cambio, porque el activismo verdaderamente transforma.
